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martes, 24 de junio de 2008

Fenomenología: El Fenómeno De Existir

La fenomenología deriva de la filosofía del idealismo y hace mención a la búsqueda de la relación concepto – objeto de manera que esta búsqueda no se queda en meras superficialidades si no que se dirige a la esencia misma del concepto utilizando de esta manera el método de la descripción libre.

Su cometido es estudiar las esencias de las cosas y la de las emociones, entendiéndose esto como el desenvolvimiento de todos los conceptos posibles y existentes para la completa comprensión siempre buscando entender el inicio o la raíz.

Existen diversos autores que apoyaron esta teoría, uno de ellos es Max Scheler, quien nos habla de los valores, buscando el modo en que estos cambian al hombre y como el hombre cambia los valores. Husserl es quien plantea que ver la esencia de las cosas, explicando de esta manera la medida en que el pensamiento y entendimiento exacto y justo de las cosas, más allá de los sentidos es lo más importante.

En su pensamiento Husserl habló del juicio apocalíptico a través del cual se podrá conseguir la esencia para el juicio objetivo, de ello se podrá lograr la comprensión en un sentido más amplio, lo cual es relativo porque cada persona es un universo diferente de cambios constantes y de nuevas etapas. La comprensión propia es diferente a la comprensión por parte de una persona ajena, es decir, hay cosas que sólo uno conoce de si y no los demás y para el pleno conocimiento de estas se debe entrar en un estado de sinceridad consigo mismo, de enfrentar miedos y temores cosa que muy pocas personas logran.

En relación a la fenomenología el existencialismo busca el conocimiento de uno mismo en la realidad actual.
Heidegger en una parte de su teoría menciona que el conocimiento es propio, se da a través de un fuente deductiva y lo relaciona con la individualización; así mismo, menciona que para comenzar a vivir primero debe perderse el miedo a la muerte y al morir; no debe olvidarse también que uno no comienza a vivir cuando nace, si no cuando se da cuenta de que en algún momento dejará de existir, porque de esta manera comenzará el real conocimiento de uno mismo, no como ente material sino como ente espiritual en el mundo material.

El pensamiento existencialista se basa en el trabajo con respecto a la propia perspectiva, es decir la forma en el que cada uno ve el mundo y como lo acepta y lo cambia para si; así mismo posee una visión de la vida con respecto a un propósito a lograr, es decir que la vida tiene sentido si existe una meta.

Muchas veces nos preocupamos por el conocimiento ajeno, tomamos la fatal decisión de preocuparnos en primera instancia por los demás abandonando nuestra propia perspectiva de ver el mundo, nuestra felicidad, seguridad y demás cosas, no digo que esto es malo al contrario es muy bueno, pero se debe también desarrollar una suerte de individualismo dentro de la colectividad, entiéndase esto como lograr primero el conocimiento personal y partir desde allí para poder conocer a los demás en forma cabal y verdadera, si bien es cierto el conocimiento de uno mismo puede llegar a ser muy difícil o casi imposible de lograr en algunos casos, porque hay cosas que uno nunca conocerá de si pero en cierta medida no hace falta conocer el todo aquí si no hace falta conocer el como soy aquí preguntarse a parte del ¿por qué?, el ¿para qué?.

Centrarse en una sola actividad menciona Kierkeggard y hacerla bien, es válido pero en cierta medida; debido a que esto limita el conocimiento o mejor dicho el desarrollo del conocimiento en otras áreas, por supuesto esto es aplicable a ciertas cosas por ejemplo con el cariño o el amor, si se debe entregar el todo, más no lo que no se tiene; entregar el ciento por uno de uno. Esta idea me remite a las ideas de Martin Buber, quien nos habla de la actitud orientadora y realizadora; en sus pensamientos, nos menciona sobre la dualidad de estos dos caracteres y el desarrollo en el hombre.

Más que una dualidad puede ser una polaridad estrechamente unida, entiéndase esto como la unión de cosas diferentes para lograr el equilibrio del juicio con respecto a uno mismo y demás cosas con las que interactúa.

El enfrentamiento y superación de diversas complicaciones en la vida del hombre ayuda, en gran medida a la formación de una personalidad estable y productiva tanto para él como para las personas a su alrededor, el desarrollo de un yo fuerte, estable y sujeto a cambios, pero a cambios para bien; entiéndase esto como los sucesos diversos por los que pueda pasar una persona.

La vida esta llena de cimas y simas, por ello de toda situación debe obtenerse una enseñanza que poco a poco ayudará en cierta medida a responder aquella pregunta que uno en algún momento de su vida puede llegar ha hacerse, ¿quien soy? o ¿como cambio? o talvez el ¿Por qué? de un pensamiento, idea o corrección que necesite hacer; se deben obtener estas respuestas de uno, porque las respuestas están en uno mismo como un material en bruto, sólo debemos pulirlo y aplicarlo en nuestras vidas.

domingo, 22 de junio de 2008

AT: ¿En cual posición te encuentras?

LA POSICIÓN EXISTENCIAL

La posición existencial se refiere a como nosotros como personas nos vemos a nosotros mismos y a los demás en el mundo; esto establecerá modelos de conducta para nosotros y para valorar a los demás. Esta posición según el A.T es adoptada en la infancia tomando esto de la relación del niño con sus modelos significativos.

En conclusión, la forma de ver el mundo que en la actualidad cada uno de nosotros tenemos es formada en nuestra infancia, en la interrelación de nosotros mismos con otros niños y de la misma forma como observamos las conductas y comportamientos de nuestras figuras significativas es como nosotros ahora, en cierta medida y con algunas variaciones, tenemos.

Tomando los esquemas de Berne, todos nosotros tenemos una posición existencial, estas pueden variar muchas veces de acuerdo a las situaciones que atravesemos, pero existe una posición básica que es característica de cada uno de nosotros; estas posibilidades son las siguientes:

NO OK / NO OK (- / -)
OK / NO OK (+ / -)
NO OK / OK (- / +)
OK / OK (+ / +)

Posición existencial (NO OK / NO OK)
La poca autoestima es muy notoria en esta posición, el hecho de verse o percibirse mal hace que el sentimiento de que por la culpa de uno los demás también están mal refuerza esta idea. Es muy en estos casos encontrar a personas que de niños fueron privados de afecto, fue rechazado, maltratado y desvalorizado; es por ello que en el presente su necesidad fundamental es recibir afecto, pudiendo encontrar vínculos con personas que las traten mal pero que aun así ellos seguirán por el miedo a perder echándose la culpa de lo que le sucede, cumpliendo por lo general el papel de victimas.

Posición existencial (OK / NO OK)
El sentimiento y la idea de que uno se encuentra mejor que los demás es notorio en estos casos, es decir (yo estoy bien y tu estas mal), estas personas obtuvieron reconocimiento cuando llamaba la atención o hacia algo en su etapa infantil. El peor temor de estas personas es perder el control y hacer mal las cosas; a grandes rasgos estas personas pueden adoptar los roles de (salvador, perseguidor y culpador). Cabe resaltar que aunque estas personas necesiten reconocimiento, no generan ni mantienen amistades ni vínculos estrechos con otras personas debido al miedo de sentir y vivir emociones que lo desestabilicen, también el expresar sus emociones se les hace bastante difícil.

Posición existencial (NO OK / OK)
El no ser adecuadamente atendido ni haber tenido la atención necesaria cuando niño, hasta el punto en que se sintió mal y así llamo la atención de los demás hace que esta idea y conducta se mantenga hasta la actualidad. Es característico aquí el temor al fracaso y una necesidad de confianza y atención; podemos observar aquí a aquellas personas que no brindan su opinión y que siguen al grupo acatando ideas ajenas aunque le desagraden; el uso de mascaras escondiendo sus verdaderas emociones y sentimientos hacen que no se establezcan vínculos adecuados de ellos con el mundo, esto es debido al temor al fracaso y a la falta de confianza en si mismos antes mencionada. Esta posición se denomina también posición depresiva.

Posición existencial (OK / OK)
Esta es la posición ideal en la que una persona reconoce sus valores, virtudes y defectos al igual como el de los demás respetándolos e interactuando de manera no solo profunda sino también enriquecedora; es común que estas personas hayan sido adecuadamente estimuladas en su niñez, o han decidido en forma real y cabal cambiar su antigua posición existencial, en este sentido se puede observar también que la persona se preocupa del aquí y ahora no recurriendo a fantasías que lo limiten.

Existe también una aparente Okeidad, en la cual la persona se muestra OK frente a los demás manifestando de esta manera una suerte de mascara que oculte sus verdaderos emociones y sentimientos, es por ello que es importante ya sea en cualquier área de la psicología prestar mucha atención al discurso de la persona poniéndolo en situaciones y planteándole problemas para descubrir su verdadera posición existencial.


El entender nuestras conductas, pensamientos e ideas se ha vuelto imprescindible para el descubrimiento y desarrollo personal, es por ello que el conocer nuestras posiciones existenciales enriquecerá de gran manera nuestras vidas y también nuestro trabajo terapéutico.

Si bien es cierto este tema se nos enseña en muchas clases y en nuestras respectivas universidades, creemos que es muy importante tocarlo de manera puntual y clara para su mejor entendimiento. Es por ello que con este pequeño resumen haya quedado más claro este tema, esperando nos comenten sus dudas e ideas en temas similares y otros nos despedimos con un afectuoso saludo de sus amigos de VISION PSICOLOGICA.

BIBLIOGRAFIA:

. Junchaya R. “No es nuestro destino, es nuestra programación” Ediciones Coperat. Lima: Perú
. Junchaya R. (1984) “Análisis transaccional y patología” Psiquiatría peruana Nº8. Lima: Perú.

jueves, 19 de junio de 2008

Alcoholismo: ¿Qué quieres conseguir con el alcohol?

Es conocido también como Síndrome de Dependencia Al Alcohol, existe un número considerable de definiciones sobre el alcoholismo, a continuación se presentan algunas de ellas.

La organización Mundial de la Salud en 1952 definía así el alcoholismo: “alcoholismo son aquellos bebedores excesivos cuya dependencia al alcohol ha alcanzado un grado tal que presentan notables trastornos mentales o interferencias con su salud mental o física, con sus relaciones interpersonales y su funcionamiento social económico, o bien tienen signos claros de la tendencia a orientarse hacia tales síntomas. Es por este, entonces, que tales personas requieren tratamiento (Belloch, Sandin y Ramos, 1995).

Para Séller (1960; en Madden, 1986)) el alcoholismo es una enfermedad crónica que se manifiesta por el habito de beber repetidamente de tal forma que se deduce que el bebedor perjudica su salud y su funcionamiento social y económico.

Jellinek (1960) desarrolló de forma progresiva su definición del alcoholismo. En su definición inicial entendía al alcoholismo como todo uso de bebidas alcohólicas que acuse un prejuicio para el individuo, la sociedad o a ambos. Posteriormente tazó diversos perfiles de alcoholismo señalando dos características esenciales}: la pérdida del control y la incapacidad de abstenerse.

Davis (1974) refiere que el alcoholismo consiste en la ingestión intermitente o continua de alcohol que lleva a la dependencia y a consecuencia nocivas.

Feuerlein (1982) define al alcoholismo como un estado en el que un sujeto ha perdido el control sobre su consumo de alcohol, bien sea en el sentido de no poder parar de beber hasta alcanzar un estado total de embriaguez o bien en el de no ser capaz de prescindir por completo de la bebida.

Por su parte el Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA) define al alcoholismo como una enfermedad que se caracteriza por los siguientes elementos: deseo insaciable de beber alcohol, pérdida de control al beber, dependencia física que se evidencia con síntomas de abstinencia y tolerancia, visto en la necesidad de aumentar la cantidad de alcohol ingerido para sentirse embriagado o intoxicado.

Como se puede observar, a pesar de que existen muchas definiciones del alcoholismo todas incluyen el consumo excesivo del alcohol y los consecuentes problemas sociales, psicológicos y físicos que este genera.

TIPOS DE ALCOHOLISMO:
El fenómeno del alcoholismo se caracteriza por su inmensa variedad. Las diferencias entre alcohólicos son tan importantes que resulta difícil definir una experiencia alcohólica única, pues hay alcohólicos de todas las edades, razas, sexos, profesiones, niveles de inteligencia, estados de salud mental y niveles económicos; y contrariamente a ala opinión popular, no todos los alcohólicos beben de la misma manera ni sus vidas tienen las características comunes (Wallace, 1989).

Jellinek 1960 estableció una tipología de los alcoholismos, dividiéndolos en cinco tipos y nombrándolos con las primeras letras del alfabeto griego: Alfa, Beta, Gamma, Delta, Epsilón, basándose en los criterios de perdida de controle incapacidad de abstenerse. Mas tarde opta por una concepción mas general del alcoholismo, donde los alcohólicos de la forma Gamma y Delta estarán agrupados dentro de la categoría de “alcohólicos adictos” y los de la forma Alfa y Beta en la categorización de “bebedores excesivos sintomáticos y habituales” precisando que el concepto de enfermedad se aplica solo a los adictos al alcohol. Tal tipología se describe como sigue:

Alcoholismo Alfa: Representa una dependencia del alcohol puramente psicológica, no hay signos de proceso progresivo ni disturbios debido a la suspensión del alcohol. Este bebedor es indisciplinado, pues va contra las reglas de la sociedad sobre el tiempo, ocasión, local, cantidad y efectos de la bebida, pero no está sujeto todavía perdida de control ni a la capacidad de abstención.

Alcoholismo Beta: Se caracteriza por las complicaciones alcohólicas como gastritis, cirrosis hepática y otras, que ocurren sin existir dependencia física o psicológica para el alcohol. El incentivo para ingerir las fuertes cantidades de alcohol que conducen a tales complicaciones puede ser la costumbre de un cierto grupo social en cooperación con los hábitos alimentarios deficientes. No hay síntomas de abstinencia.

Alcoholismo Gamma: En este alcoholismo existe dependencia psíquica y física considerable en tanto que, los factores socio- culturales y laborales quedan relegados, la perdida de control es manifiesta; en primer plano destaca la dependencia psíquica con la ulterior tolerancia progresiva que cursa con la dependencia física. Denota una notable tendencia a la progresión y lleva a complicaciones físicas, psíquicas y socio – económicas.

Alcoholismos Delta: Implica las tres primeras características del alcoholismo gamma y en vez de la falta de control hay incapacidad de abstenerse. En este alcoholismo desempeñan un papel importante y principal los factores socio – culturales y socio – económicos, los factores psicológicos quedarían en segundo plano, su conducta se caracteriza por la ingesta regular en grandes cantidades (cuyo total se suele mantener uniforme) repartidas a lo largo de todo el día, es incapaz de abstenerse, en cuanto al control acerca de su consumo aunque puede mantenerse durante un tiempo relativo, en consecuencia, destaca aquí la dependencia física, a desarrollarse la psíquica relativamente tarde. También la tendencia a la progresión es alta, las secuelas psíquicas y somáticas son tan notorias como las socio – económicas, este tipo de alcohólicos se encontraría sobre todo en las culturas tolerantes para el consumo de alcohol (como en la nuestra).

Alcoholismo Epsilón:
Caracterizado por ingestas episódicas o la llamada también dipsomanía, el bebedor no bebe todos los días, sino que coge grandes borracheras de forma imprevisible. Es importante señalar que el alcoholismo alpha se convierte a veces en alcoholismo gamma; y el beta puede pasar a ser un alcoholismo delta, explicado por la tendencia de la enfermedad de ser progresiva.

TIPOS DE BEBEDOR:
lonso Fernández (1981) sustituyen el término de alcoholismo por el “alcohol dependencia”, dada la importancia que tiene el fenómeno de la dependencia en la enfermedad alcohólica. La alcohol dependencia consistiría en el difícilmente controlable impulso de consumir alcohol para embriagarse o al menos para experimentar una euforia o una exaltación desinhibidora, el fenómeno primario y originario no es la falta de control sino el impulso de embriaguez completo o atenuado; si el impulso de embriaguez esta en ese momento anulado o reducido el sujeto alcoholómano puede beber moderadamente, es decir, de acuerdo al impulso estará dirigido a experimentar una embriaguez o simplemente una desinhibición; y, la forma como se presente el impulso dependerá del momento en que se halle la constelación de factores psico – sociales que asume el papel básico en la determinación de la alcohol dependencia así, primero se presenta el impulso de embriaguez y luego la falta de control. Por otro lado, Alonso Fernández considera tres tipos de bebedores alcohólicos, la diferencia entre ellos se encuentra en el vínculo morboso que liga al sujeto con el alcohol, a la configuración de la vivencia alcohólica y, al modo de beber, cada uno de ellos se debe a factores etiológicos distintos teniendo la característica común de transformarse al cabo de varios años en el cuarto tipo de bebedores alcohólicos; el bebedor alcoholizado; a su vez, estos tipos dados por Alonso Fernández coinciden con los de Jellinek pero conservando particularidades encontradas por su autor.
Tenemos:

El Bebedor Enfermo Psíquico (Alcoholismo Alfa): Es aquel que se entrega a la bebida con el objeto de modificar vivencias y tensiones emocionales producidas por una enfermedad psíquica, no se atiene en su forma de beber a una pauta uniforme, seria un modo de beber mixto, alternante entre la moderación y la embriaguez. La enfermedad psíquica referida a trastornos afectivos, especialmente depresivos o maniacos, paranoides, distimias psicopáticas, deficiencia mental y epilepsias.

El Bebedor alcoholizado o bebedor excesivo regular (Alcoholismo Beta): Caracterizado por entregarse con una frecuencia irregular a la bebida alcohólica hasta casi no poder más por encontrarse en estado de embriaguez.

El Bebedor Alcoholómano (Alcoholismo Gamma): Definiendo la alcoholomanía como el impulso psíquico primario que conduce de modo intermitente a conquistar vivencias de liberación mediante la ingesta de alcohol, esta definición se refiere a tres aspectos complementarios de la alcoholomanía: el modo de establecerse (no es un fenómeno estable sino de aparición intermitente obedeciendo a factores personales o ambientales que ejercen influencia activadora sobre la personalidad pre – alcoholómana), la manifestación externa (embriaguez repetida o entrega irregular a la bebida hasta no poder mas) y, la significación biográfica (generalmente de aparición precoz, sus primeras manifestaciones durante la infancia o la adolescencia).
Hay el impulso a la embriaguez pero aun no la falta de control.

El Bebedor Excesivo Regular (Alcoholismo Delta): Quienes van raramente al psiquiatra a causa de sus trastornos psíquicos y sociales y; raramente se adscriben a Alcohólicos Anónimos.

El Bebedor Episódico (Alcoholismo Epsilón): La dipsomanía, que en el sistema de Alonso Fernández figura como la subforma periódica del bebedor enfermo psíquico; toma esporádicamente, luego de varios meses, durante varios días o semanas y luego regresa a la sobriedad por un periodo largo que puede dorar de meses a años.

Feuerlein (1982) tipifica a los bebedores en:

a) Bebedor Conflictivo: Coincidiendo con el alcoholismo Alfa.
b) Bebedor Ocasional o Inducido: Coincidiendo con el alcoholismo Beta.
c) Bebedor Toxicómano del alcohol: Coincidiendo con el alcoholismo Gamma.
d) Bebedor Habitual: Coincidente con el alcoholismo Delta.

Como podemos ver, de todo lo expuesto en esta parte, se extraen dos situaciones importantes.
1. No hay acuerdo o consenso en las definiciones, la mayoría enfoca el problema desde una sola óptica y algunos lo hacen de manera integral.

2. La mayor parte de las calificaciones se basan en la tipología de Jellinek que tiene amplia aceptación y vigencia.

FASES DEL ALCOHOLISMO:
Tradicionalmente, el alcoholismo ha sido considerado como un trastorno progresivo, con aparición sucesiva de distintos síntomas, manifestaciones y complicaciones a medida que la ingesta excesiva de alcohol aumenta; reflejando así un deterioro progresivo en aspectos psicológicos, sociales, fisiológicos.

Jellinek en 1952 dividió el curso de alcoholismo en cuatro fases (Wallace, 1989, Belloch, Sandin y Ramos, 1995):

Fase I O Fase Pre-alcohólica: En esta fase la ingesta de alcohol va progresando de una actividad social y agradable a una forma de aliviar las tensiones y el estrés de la vida diaria. El uso continuado de la bebida lleva a un aumento gradual de la tolerancia física al alcohol, y la persona necesita beber cada vez más y con mayor frecuencia para conseguir los mismos efectos tranquilizantes del alcohol.

Fase II O Fase Alcohólica Temprana: Comienza con episodios cortos de amnesia, durante o después de la borrachera. Los síntomas de abstinencia empiezan a aparecer y el sujeto inicia cada vez más temprano la ingesta de alcohol. El bebedor empieza a preocuparse por la bebida y por las situaciones que provoca su conducta, se siente avergonzado y empieza a beber a escondidas para evitar la critica social; así mismo se muestra muy defensivo y hace todo lo posible por negar, a si mismo y a los demás, sus problemas con el alcohol.

Fase III O Fase Crucial: Empieza cuando en el sujeto aparece el fenómeno de la perdida del control sobre la bebida, la dependencia física es evidente, el sujeto que llega a esta fase se ha convertido en un adicto al alcohol. En esta fase son característicos los conflictos matrimoniales, separación y divorcio, la perdida del trabajo, problemas de relaciones personales y aumento de la agresividad. El individuo es capaz de arriesgar todo lo que ha conseguido a lo largo de su vida para seguir bebiendo.

Fase IV o Fase Crónica: Supone la derrota total ante el alcohol y se caracteriza porque el sujeto pude permanecer ebrio durante una semana o mas. El sujeto vive para beber. Hay presencia de lesiones en el hígado y cerebro, que junto a la desnutrición y déficit vitamínicos derivados por el cuidado personal, pueden finalmente abocar al como etílico y a la muerte del sujeto.


Ahora bien, no todo sigue un proceso progresivo coincidente con las cuatro fases mencionadas, pues hay muchas distintas formas de desarrollar la dependencia alcohólica. Tampoco todo alcohólico invariablemente culmina el proceso hasta el completo deterioro, algunos logran moderar su consumo de forma que no desestructuran su entorno familiar y social; esto es particularmente posible en las fases tempranas de la dependencia al alcohol (Rosenberg 1993).

CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DEL ALCOHÓLICO:
De acuerdo a CONTRADROGAS (1999) las personas adictas al alcohol u otras drogas vana presentar las siguientes características:

- Alteración de la voluntad.
- Falta, escasa o ambivalente conciencia de enfermedad.
- Déficit de autocontrol.
- Conductas de manipulación.
- Dificultades para el control extremo.
- Escasa tolerancia a la frustración.
- Conducta de evitación/ escape.
- Pensamiento dicotómico.
- Alteración de la motivación.
- Baja autoestima.
- Escasa habilidad social.
- Conductas antisociales.
- Inmadurez emocional.
- Creencias irracionales.

CARACTERÍSTICAS DE LA FAMILIA DEL ALCOHÓLICO:
Algunos autores (FAD, 1993; Zaldívar, 1998; Vacca, 1999 & García, 1999) señalan que en una familia donde existe el problema del alcoholismo, van a ser evidentes ciertas características, propias del desajuste y la desorganización familiar, se mencionan las siguientes:

1. Desintegración familiar.
2. Problemas en la comunicación.
3. Padres excesivamente permisivos o autoritarios.
4. Padres hostiles, rechazantes o poco afectuosos.
5. Integrantes con baja autoestima.
6. Presencia del maltrato físico y/o psicológico.
7. Temor a expresar sus sentimientos.
8. Poca capacidad de tomar decisiones para establecer límites claros.
9. Padres consumidores de otras drogas.
10. Ausencia física y/o emocional de sus miembros.
11. Codependencia.

Al respecto Cendeño (1990) refiere que en la dinámica familiar del enfermo alcohólico predomina un contacto inadecuado entre sus miembros, algunos de los familiares establecen contactos insanos con él, lo rechazan, lo agreden y la mayoría de las veces no hacen contacto, se aíslan. Ellos descalifican la presencia del familiar alcohólico, sus palabras, sus órdenes, consejos y recomendaciones terminan por aislarse de él, de sí mismos y de los demás; es decir finalmente no establecen contacto entre sí, ni con el ambiente. Se puede observar que en la forma de relacionarse del grupo familiar de un alcohólico, no se da el fluir del ritmo básico del funcionamiento para un contacto sano.

Generalmente no se ofrecen afecto y los estímulos físicos y emocionales que brindan el amor y la aceptación casi no están presentes.

Además, el estrés derivado de alojar a un bebedor problemático en la familia puede manifestarse de distintas maneras: a veces, los niños presentan trastornos de comportamiento que revelan dificultades familiares; otras, un esposo o esposa pide ayuda, o experimenta su propia reacción patológica a las dificultades impuestas por la convivencia con una persona con un problema de alcohol; otras, el mismo sistema familiar se derrumba o sus funciones son dañadas hasta el punto de hacerse necesaria la ayuda e intervención profesional; pero raramente acudirá la persona con el problema al especialista en busca de ayuda. Por otro lado, muchas veces, la tolerancia y encubrimiento proporcionado por la familia, con el fin de asegurar la perpetuación de la unidad familiar, retrasan el reconocimiento del problema e inhiben la intervención (FAD, 1993).

También, está claro que la familia entera sufrirá inevitablemente consecuencias crueles y mutilantes de incluir un miembro alcohólico, en este contexto se ha apuntado que el abstemio es tan enfermo como el bebedor, excepto en lo referente al daño corporal. (Jonson, 1980; citado en Grisham & Estes, 1989).
Aqui les presentamos algunos spots publicitarios y campañas contra el consumo de alcohol, con mensajes que nos parecieron muy buenos para meditar y tomar conciencia.



martes, 17 de junio de 2008

¿Ellos y Ellas?: Mitos Sexuales

Como se menciono en un anterior artículo, las personas poseen diversas creencias y estas se convierten en mitos con el pasar del tiempo y en la medida en que estas creencias se sigan practicando a través de las generaciones, entiéndase esto como ideas irracionales.

Con respecto a las parejas debemos de tener en cuenta que al momento de unirse dos personas traen consigo virtudes, defectos conductas y creencias talvez discordantes con nosotros, es ahí en donde en la mayoría de las veces se generan los problemas en la pareja; uno de problemas mas comunes al después de ya tener o mantener relaciones con una pareja, son los mitos sexuales, en su mayoría podemos escuchar en terapia o en comentarios: “ya no es como antes, seguramente me engaña porque ya no se fija en mi o también el yo soy hombre y se satisfacer a una mujer” estos pensamientos e ideas son erradas debido a muchos y diversos motivos, trataremos ahora de mencionar y explicar los mitos mas comunes y que mayormente podemos escuchar en terapia:

. El hombre siempre esta preparado para una relación sexual: Este es un rol en cual el hombre se ve obligado a siempre cumplir y por ello esto puede llevar a disfunciones sexuales, frustración y enojo que se ve en posteriores comportamientos y discusiones.

. El hombre siempre debe tomar la iniciativa: Este pensamiento genera una responsabilidad que no le pertenece a ninguno debido a que tanta libertad tiene el hombre como para la mujer para iniciar el coito, se debe mencionar también que este pensamiento genera problemas no solo en el hombre sino también en la mujer debido a que la desliga en cierta medida de la relación auto-aislándose.

. La mujer que lleva la iniciativa sexualmente es “mala”: En este mito se observar claramente la clasificación que se hace de la persona y así mismo también la suerte de machismo que genera no solo el manifestarlo sino también por parte de la mujer el aceptarlo, en muchas oportunidades se puede observar esto en parejas en las cuales la mujer se ve reprimida de manifestar libremente sus emociones, existe poca comunicación y en muchas oportunidades maltrato físico.

. Relaciones sexuales es igual a coito: El delimitar en tan solo el coito la manifestación de cariño y amor de una pareja es muestra clave de la falta de comunicación y la superficialidad por la que pueden estar pasando, así mismo tiende a ser o manifestarse por una de las partes individualismo con solo buscar su placer y olvidar a la otra persona que es en este caso su pareja. Los problemas de auto-conocimiento y seguridad en si mismo también es notorio.

. Hablar sobre sexo es malo: En nuestro país es un tema tabú aun el sexo, es necesario en la relación de pareja tocar diversos temas siendo este uno de los centrales debido a la cabal importancia que tiene en el aspecto de comunicación del amor y afecto que se poseen, esta expresión manifiesta lo que sentimos y como nos sentimos, es común en terapia encontrar a parejas con un serio problema que comenzaron con pequeños malos entendidos al momento de las relaciones sexuales, es por ello que entablar una amistad y sentimientos de confianza o replantearlos y reforzarlos es importante para la solución de este problema.

. Cualquier hombre debe satisfacer sexualmente a una mujer: Lo que nos gusta y no nos gusta es algo muy individual, es muy común encontrar frustración en aquellos hombres de edad avanzada o muy jóvenes que se conocen aun en todos sus aspectos o que por problemas de índole natural han disminuido su rendimiento sexual, esta frustración puede convertirse en violencia siendo esta reforzada sin quererlo hacer por su pareja, exigiendo en algunas oportunidades o diciendo “no importa”, lo que se recomienda para estos casos es por parte de la mujer generar un ambiente calido y de comprensión manifestando que no solo el hecho de la penetración o la erección es sinónimo de placer, explorar otras áreas y estimular por otros medios la sexualidad es muy importante en estas situaciones.

. La masturbación es sucia y perjudicial: La masturbación es adecuada en el correcto desarrollo psicosexual de la persona, es en si también una forma de aceptar y conocer nuestro cuerpo y aquello que nos causa placer, el sentimiento de culpa es un mito dentro de este mito, esto se manifiesta en el pensamiento inadecuado de que la masturbación es mala y que nos traerá problemas, de la misma forma esta comprobado que aquellas personas que nos e han masturbado pueden tener mas dificultades para tener una relación sexual satisfactoria con su pareja. Es importante mencionar que en muchas oportunidades es muy satisfactorio observar a nuestra pareja masturbarse debido a que es un acto no tan solo de incitación sino también de confianza debido que este pensamiento, y acto que es tan arraigado, no lo realizamos frente a nadie, así que el realizar este acto frente a nuestra pareja genera mas confianza y apertura para seguir creciendo juntos.

. La sexualidad no es para los viejos ni para las personas enfermas: La sexualidad es algo que permanece a lo largo de toda la vida, si bien es cierto hay algunas variaciones fisiológicas el sentimiento de placer se mantiene. En estos casos se puede observar una posible depresión o sentimiento de minusvalía, lo mas recomendable es no tocar este tema en forma directa sino ir potencializando en forma progresiva otros aspectos de la persona para ir poniendo a esta persona mas en contacto con su realidad e ir equilibrando sus emociones y sentimientos para que pueda aceptar y cambiar la idea de que por ser adulto mayor o padecer de alguna enfermedad esto lo limite, se recomienda esto también debido aunque es crucial entablar primero una buen empatía para que no se oculte nada y llegue a solucionar cada aspecto que le moleste.

Estos han sido los mitos o ideas y conductas más comunes que uno puede encontrar al realizar terapia, si bien es cierto cada persona es un universo único y tiene un pensamiento único muchos de nosotros adoptamos una idea y la convertimos como propia modificándola a nuestra manera y situación, haciendo que para nosotros sea un problema, molestia o impedimento. Algunas personas olvidan que la sexualidad juega un rol importante en sus vidas a veces sublimando, olvidando o simplemente retrayendo toda aquella sensación o deseo que puedan tener esto es porque olvidamos que a través del encuentro sexual se canaliza y comparte no sólo el placer corporal sino también el goce afectivo, y más aun, es el placer a la propia vida y el placer de vivir.

domingo, 8 de junio de 2008

Juego Patológico: El Perder No Es Una Opción

Introducción
El juego puede definirse como cualquier actividad placentera que facilita la adquisición de las habilidades necesarias para el desarrollo de una persona.

Además de entretener y divertir, el juego posibilita la socialización, el aprendizaje de distintas conductas y roles (de autocuidado, defensa, sexuales, etc.), el desarrollo de la creatividad y la exteriorización de las emociones.

Desde muy pequeños, todos los niños juegan. Al principio los juegos son sencillos, pero, a medida que vamos madurando, éstos se hacen más complejos, pasando progresivamente a niveles de ejecución más complejos, y eliminando en ente proceso aquellos movimientos y repertorios que ya no resultan necesarios. Así cuando un niño comienza a “jugar a subir escaleras” hace, en principio, ayudándose con las manos, más tarde prescinde de éstas y sube peldaño a peldaño y, finalmente, alterando los pies en cada escalón.

Cronológicamente el niño pasa por las siguientes etapas:

Primera infancia: los juegos de un bebé son muy simples y se centran en el desarrollo de los sentidos y el movimiento. Los pequeños van desarrollando destrezas que les permite coger objetos, seguir objetos con la vista, erguirse y ponerse de pie, gatear, caminar, etc. Este proceso supone, en un principio, controlar la ejecución y, posteriormente, jugar con ella. Por ejemplo, el niño juega a coger su sonajero y cuando es capaz de sujetarlo, juega con él. Todo esto supone un arduo entrenamiento para el niño, que le llevará a manejar determinadas habilidades, para sustituirlas por otras más complejas a medida que las va dominando.

Segunda infancia: entre los 2 y los 7 años se aprenden y perfeccionan muchas destrezas que tienen que ver con el control de equilibrio (corre, saltar, subir lugares difíciles, andar en bicicleta, etc.). También se adquiere la capacidad de jugar en grupo, siendo los propios niños los que ponen las reglas de los juegos, que muchas veces son inventados. Es una época de fuerte desarrollo dela imaginación.

Edad escolar: en esta etapa cobra un importante papel el manejo de habilidades más finas, como el dibujo y la escritura. Las palabras se convierten en el instrumento fundamental del pensamiento y actividades como las adivinanzas gozan de gran aceptación. En el juego en equipo las reglas son preestablecidas, y aparecen los juegos de mesa que requieren esfuerzo mental. Entre los 9 a los 12 años aparece un importante interés por los juegos de construcción compleja y por los videojuegos.

Pubertad: en esta etapa el grupo de iguales requiere mucha importancia y, cuando se juega, las reglas se van negociando y adaptando. Demostrar a los demás las capacidades propias es una forma de autoafirmación (por ejemplo, alcanzando un alto nivel de ejecución en un determinado videojuego.)

El desarrollo de la vida moderna ha producido cambios en lo hábitos de juego. Antes, los niños jugaban más tiempo fuera de casa. Actualmente, pasan más tiempo en el hogar, realizando las tareas escolares, viendo la televisión o jugando con videojuegos.

Los diferentes tipos de juegos
Hasta aquí, nos hemos referido al concepto de juego en la infancia y adolescencia como una actividad imprescindible en el aprendizaje y desarrollo de habilidades necesarias para una persona.

Pero, además, el juego es una actividad lúdica a la que tienen acceso los adultos y que, en algunos casos, incorpora elementos que hacen más atractivo, como el azar y la posibilidad de apostar.
Existen múltiples tipos de juego. La siguiente clasificación pretende ser un poco esclarecedora:

Juegos de azar: el resultado final solamente depende de la suerte o la casualidad. No existe posibilidad de control del resultado por parte del jugador, el resultado es imprevisible e independiente de la conducta personal. En este apartado se incluyen juegos como las loterías, las maquinas tragamonedas, el bingo o los dados.

Juegos de técnica: son juegos en que el éxito depende de la destreza del jugador. Requieren un aprendizaje y un entrenamiento que permite ir alcanzando niveles más altos de ejecución. Se incluyen aquí juegos como ajedrez, damas, los videojuegos y otros.

Juegos combinados de técnica y azar: un ejemplo claro es el juego de cartas, que depende del azar a la hora de hacer el reparto y de cierta habilidad posterior para jugar.

Juegos de competición: son juegos organizados como divertimento en los que las personas compiten partiendo de una igualdad de posibilidades, por ejemplo, las competiciones deportivas.

La diferencia entre el juego (play) y el juego con apuestas (gambling)

Tradicionalmente, se han distinguido dos tipos de conductas asociadas al juego en función de la presencia o no incentivos económicos directos. Ambas aceptaciones se corresponden con las palabras inglesas play y glambling, que en nuestro idioma encuentran una única traducción en la palabra juego.

La distinción que se hace con estos dos términos resulta más operativa que el único término en español. De este modo se diferencia entre el juego como pasatiempo o entrenamiento en sí mismo (play) y el juego con apuesta (gambling), es decir, el juego con apuesta como procedimiento para arriesgar algún bien.
Patrones de juego y tipos de jugadores
Además del juego por placer (el lúdico) y del juego patológico, existe una serie de categorías entre ambos extremos que conllevan, a su vez, diferentes tipos o perfiles de jugadores.

Jugador social: es el que juega ocasional o regularmente, y lo hace por entrenamiento, satisfacción o en el marco de una relación social. Tiene control sobre su actividad y puede abandonarla cuando quiera, independientemente del dinero invertido o del resultado obtenido. El ganar o perder no está ligado a la autovaloración personal y priman en su vida otras actividades que son más gratificantes e importantes.

Jugador problema: exhibe algunos de los síntomas del jugador patológico, pero no los suficientes para clasificarlo como tal, pero de forma bastante habitual, generándole, tanto la forma de jugar como el gasto que pudiera conllevar, problemas ocasionales. Tiene menos control sobre el uso del juego (tiempo, dinero invertido, etc.) y se sitúa en el límite de riesgo de convertirse en un jugador patológico.

Jugador patológico: se define de acuerdo a los criterios de las clasificaciones diagnosticas tradicionales (DSM-IV o CIE-10), que se describen en el siguiente apartado. La característica esencial de las personas que padecen este trastorno es la falta de control de los impulsos de jugar.

La ludopatía: cuando el juego se hace patológico
El juego patológico se recoge por primera vez como categoría diagnostica en el manual diagnostico y estadístico de la APA (DSM-III) de 1984. Se encuentra dentro de los trastornos del control de los impulsos no clasificados en otras categorías y se define como un fracaso crónico y progresivo en la capacidad de resistir los impulsos de jugar, que compromete, altera o lesiona los intereses personales, familiares y vocacionales.

En la última edición de este manual, el DSM-IV (APA, 1995), se continúa incluyendo dentro de los trastornos del control de los impulsos, y para su diagnóstico se considera necesario que la persona se vea afectada, por, al menos, cinco de los criterios.

Por su parte, en la CIE10, la clasificación internacional de enfermedades de la organización mundial de la salud (OMS, 1992), se hace la siguiente definición del juego patológico “trastorno consistente en la presencia de frecuentes y reiterados episodios de juegos de apuestas, los cuales dominan la vida del enfermo en perjuicio de los valores y obligaciones sociales, laborales, materiales y familiares del mismo”

Este sistema de clasificación, los criterios diagnósticos son algo diferentes, considerándose necesario que aparezcan los siguientes factores:

1. Tres o más períodos de juego durante un período de al menso un año.
2. Continuación de estos episodios a pesar del malestar emocional y la interferencia con el funcionamiento personal en la vida diaria.
3. Incapacidad para controlar las urgencias para jugar, combinando con un incapacidad de parar.
4. Preocupación por el juego o las circunstancias que lo rodean.

Las fases de evolución hacia el juego patológico
Custer (1984):
Fase de ganancia: es un periodo donde la llamada suerte de principiante hace creer al jugador que puede mejorar su situación económica aprovechándose de juego, ya que con las pequeñas cantidades que invierte logra algunos premios, lo cual le lleva a pensar que tiene habilidad y capacidad de controlar el azar. Se produce una importante excitación que genera fuertes expectativas irracionales de obtener aún mayores ganancias. En esta fase la cantidad de dinero invertida aún no es grande y el juego suele realizarse en compañía de otras personas.

Fase de pérdida: el optimismo del jugador con respecto a las posibles ganancias hace que la inversión y el tiempo dedicado al juego aumente. El jugador arriesga cada vez más y comienza a perder mayores cantidades de dinero, que justifica como “pequeños contratiempos”, a pesar de que se repiten cada vez con mayor frecuencia. Se infravaloran las pérdidas y se centra la atención, selectivamente, en las ganancias, para seguir justificando su habilidad. Empieza a ocultar las pérdidas y a mentir sobre el dinero y el tiempo que juega. Se comienza recurrir a otras fuentes de financiación fuera de las habituales, se pide prestado a amigos, compañeros o se toma prestado (no hay sentimiento de estar hay robando) si hay posibilidad de obtener dinero (por ejemplo, alguien que en su trabajo cobra facturas que no le pertenecen). El juego pierde su sentido lúdico y genera una importante ansiedad en el jugador, tanto por jugar como por intentar resolver los problemas derivados del mismo. En esta fase se suele hacer la primera petición de ayuda, que no siempre se consolida en un tratamiento, puesto que el jugador sigue creyendo que controla el juego. En este punto comienza el deterioro de las relaciones familiares, los problemas sociales y los conflictos en el trabajo, y la persona se vuelve inquieta e irritable.

Fase de desesperación: el juego alcanza su mayor intensidad, se ha apoderado de la vida del jugador y se convierte en su máxima preocupación. Su situación económica es insostenible, con grandes deudas, y sufre una gran tensión emocional. Los problemas familiares son muy acuciantes. Culpabiliza a los demás de su situación, se incrementa su ansiedad e irritabilidad y sufre trastornos de sueño, de alimentación, depresión, etc. Esta situación desemboca en un estado de desesperación que puede llevar a ideas e incluso intentos de suicidio. En definitiva, se produce un derrumbamiento personal y afectivo.

Más recientemente, Lesieur y Rosenthal (1991) han añadido al modelo de Custer una cuarta fase, denominada fase de desesperanza o abandono, en la que los jugadores se plantean que nunca van a poder dejar de jugar y perder, y están convencidos de que es inútil hacer nada para intentar impedirlo.

El perfil del jugador patológico
Los estudios que se han realizado con jugadores patológicos se encuentran una serie de datos que podrían ofrecer un perfil aproximado, más o menos consistente, de las características mas frecuentes de esta población:

1. Existen una proporción mayor de hombres que de mujeres. Aunque esta relación varía según los estudios, el promedio aproximado es de 3 hombres por cada mujer.
2. El mayor grupo de jugadores patológicos se sitúa entre los 18 y 40 años.
3. Las personas con problemas de juegos pertenecen habitualmente a una clase social media o media baja.
4. El desarrollo de los problemas de juego suele asociarse a acontecimientos vitales estresantes, (separaciones, muerte de algunos de los padres, malos tratos, etc.) y a contactos tempranos (alrededor de los 10 – 12 años) con el juego de apuesta.5. Por ultimo, suelen existir antecedentes familiares de adicción al juego, al alcohol u otro tipo de drogas.

Problemas asociados al juego compulsivo en la juventud.
Son varias las alteraciones psicológicas que se describen en la literatura relacionadas con el juego patológico, siendo las más habituales la depresión y la ansiedad.

Muchas de las personas que demandan tratamiento por juego patológico se ven afectadas por un trastorno depresivo. No obstante, no está claro si es previo al juego y, por tanto, puede actuar como desencadenante del mismo (jugando se evade de un estado anímico molesto)o, por el contrario, la depresión es consecuencia de las situaciones relacionadas con el juego: falta de control sobre si mismo, necesidad de coger o robar dinero para costeárselo, continuas ocultaciones, etc.

Con respecto a la ansiedad ocurre algo similar. Se han comparado jugadores patológicos con la población general, encontrándose que los primeros presentan un nivel de ansiedad más elevado. Sin embargo, la ansiedad se ve a su vez aumentada por las circunstancias negativas en las que se va encontrando el jugador a lo largo de su proceso de adicción.
.Problemas físicos:
El continuo estrés que supone mantener y ocultar el juego produce toda una serie de alteraciones físicas que suelen ser causa de demanda de tratamiento médico. Los síntomas más frecuentes que presentan los ludópatas son:

· Mareos
· Dolores de cabeza
· Dolores musculares en general
· Fatiga
· Insomnio
· Alteraciones gastrointestinales
· Sensación de debilidad, entre otros.

El ciclo salud enfermedad va depender de las fases en que se produzca un mayor control- descontrol del juego.

En la mayor parte de los casos, estos síntomas desaparecen cuando se deja de jugar.

.Problemas familiares
El juego compulsivo de un componente de la familia supone una gran alteración para el sistema familiar, comparable a la de otras adicciones. Los miembros de la familia del jugador son los más perjudicados por la falta de control sobre el juego. El afectado suele aislarse y evitar el contacto y la comunicación con su familia, lo cual genera un alto grado de inseguridad y estrés en ésta.

Se produce mucha tensión derivada de las mentiras que se le detectan en su intención de ocultar la verdadera situación con el juego, del gasto excesivo de dinero, de la desaparición de dinero y de la venta de objetos personales.

. Problemas escolares
Son varios los autores que encuentran relación entre el abuso del juego y el rendimiento escolar. El absentismo escolar es uno de los factores más importantes relacionados con el juego de máquinas tragamonedas. La ausencia de las clases y la falta de concentración relacionadas con el hecho de pasar mucho tiempo pensando en, por ejemplo, cómo conseguir dinero para jugar, causan también un bajo rendimiento.
.Problemas sociales
Las personas afectadas por el juego suelen padecer un empobrecimiento de las relaciones sociales. Pedir prestado para jugar es un hecho habitual entre los jóvenes con problemas de juego, lo que contribuye aún más a este aislamiento social. Además, en la medida en que son mas conscientes de que tienen problemas con el juego y que gastan demasiado dinero, tienden a evitar el contacto con amistades, ya que generalmente les supone recriminaciones ante la que muchas veces se sienten avergonzados.

.Consumo de drogas
Las tasas de incidencia de alcoholismo entre los jugadores patológicos son superiores a las existentes en total de la población, las causas son varias: los jugadores donde se sitúan las máquinas tragamonedas (bares, salas de juego, etc.) propician un fácil acceso, sobre todo al alcohol y al tabaco, pero también a las otras drogas ilegales. Se siguiere también que la excitación o euforia que provoca el alcohol estimula a las personas a jugar, sin estar pendientes de la inversión de tiempo y del dinero que les esta suponiendo, ni las consecuencias posteriores.

.Problemas legales
La tendencia a la trasgresión de normas es otra de las consecuencias del juego patológico. El mismo hecho de jugar antes de los 18 años resulta una conducta ilegal. Una vez agotadas las fuentes de financiación legal es frecuente recurrir a la comisión de delitos para obtener dinero y seguir jugando. La conducta antisocial más habitual son los hurtos en casa o fuera del hogar, como formas rápidas de obtener dinero para el juego.

Bibliografía
· American Psychiatric Association (1995). DSM-IV. Manual de diagnostico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona.
· Becoña, E (1996). La ludopatía. Madrid: Aguilar.
.Ochoa. E y Labrador, F (1994). Juego patológico. Barcelona

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